Pasadas las euforias de la fiesta de S. Sebastián, con una aprobación casi unánime (sin que pueda haber algunas diferencias) que no percibimos, fue todo y en particular el ‘Vitor’, un acontecimiento desconocido y arropado por propios y convenientes. Nos hacemos eco de lo que debe costar preparar todo este ‘evento’.
Todos los días te hallas ante situaciones que te despiertan en un sinfín de sentimientos. Mi presencia ayer en la Ermita del Santo me provocó una situación desconocida, de pena y alegría a la vez.
Por un lado lo bonito de la procesión y llegada a la Ermita (con esta toda limpia y remozada) y por otra ver a Petra ya sin inmediación con el “poder”, sentí pena. No lo pude evitar, aunque hubiera preferido otro efecto, pero en los sentimientos no se manda. Por algo son un lenguaje común de los seres humanos que nos permite comunicarnos, comprendernos e identificarnos. En toda esa variedad de experiencias hay algunas que nos provocan sufrimiento, a mi y a los demás cuchareros por ejemplo, en el fracaso del designio político de Petra, que se masca.
La compasión es el valor que te hace sensitivo a los males de otros y te impulsa a aliviar o reducir su sufrimiento. Bien es verdad que ella con los fusilamientos del 36 no la tuvo con nosotros y en mi caso particular (escarneciendo a mi Padre después de 70 años fusilado.) Yo ayer y en la Ermita, tuve para mí una voz de generosidad, pues por un momento dejé de pensar en mi mismo para poner mi comprensión, imaginación y sensibilidad al servicio de quien creí que los necesitaba, Petra. En la compasión hay también un elemento de lástima que no es algo vergonzoso, solo significaba que sentía yo un atractivo por quien la está pasando tan mal, Ella; pero conforme pasa el tiempo se dará cuenta que no pintan nada en el nuevo “gobierno”: sintiendo las deslealtades de los que creía ella que no la eran Eso desmotiva a la gente que se va desvinculando y se queda como una querencia, una forma de sentir que se aleja de la política
El patetismo, la generosidad, la religión, los valores en los que depositó sus amistades no están de moda en una sociedad como la nuestra ya.
El precio de todo eso será el olvido. La historia no tiene compasión. Petra.
“Nuestra afecto con Pedro Bernardo no fallará nunca y estará ahí a muerte con él”